La industria minera es un componente fundamental de una multitud de cadenas de valor que se extienden por todos los continentes. Los metales y los minerales extraídos por la minería sirven para facilitar diversos ámbitos, como la agricultura, los cuidados de la salud, las comunicaciones, el suministro de agua y energía, el transporte, la tecnología espacial, la construcción de ciudades, entre tantos otros.
La minería se ha posicionado como una de las industrias más importantes a nivel latinoamericano, a modo historico podemos recordar en el periodo de auge, año 2012 una inversión de 210 billones de dólares (Ericsson & Larsson, 2013). Ahora, es de esperar que países privilegiados naturalmente con recursos minerales y en vías de desarrollo, basen gran parte de sus presupuestos en esta industria, además de reflejar en dos cifras el aporte en el producto interno bruto (PIB), por ejemplo Chile y Perú.
Por esto resulta interesante el retroceder en el tiempo y conocer cuáles fueron los orígenes de esta actividad y es lo que resumiremos en esta publicación.
Uno de los principales aspectos del avance de la historia de la humanidad, es el desarrollo de herramientas con distintos fines, esto lo podemos ver desde la edad de piedra hasta la revolución industrial, periodos en los cuales se han descubierto y comprendido diversos metales y minerales. En la historia, la minería se relaciona generalmente con personas que viajan a diferentes regiones geográficas, con la esperanza de enriquecerse rápidamente mediante el descubrimiento de metales preciosos (InEight Inc., 2013). Sin embargo, la minería también se asocia con la evolución de la humanidad y el avance en el uso de armas con metales como el cobre, el bronce, el hierro, el acero, aluminio, níquel y manganeso (Coulson, 2012; Hartman y Mutmansky, 2002; Snedeker, 1990).
La extracción de minerales se remonta a unos 450,000 años antes de cristo (Hartman y Mutmansky, 2002) con procesos sumamente básicos realizados a pequeña escala por el Homo habilis en el paleolítico. Las máquinas y las nuevas técnicas llegaron mucho más tarde, tras lo cual el concepto de minería a gran escala se consideró factible como inversión. Los cambios en las técnicas mineras se produjeron de forma aleatoria y no planificada, lo cual se fue dando según se realizaban innovaciones tecnológicas, el uso de la electricidad, el uso de explosivos y la introducción de máquinas y tecnologías de la información (Burt, 1991).
La historia de la minería se remonta a la edad de piedra, también conocida como el Paleolítico, cuando el ser humano extraía el suelo para fabricar herramientas y armas. Posteriormente el cobre y el oro fueron los primeros metales que se utilizaron por parte de los habitantes de los valles del Tigris, el Éufrates y el Nilo (Graham & Evans, 2007).
Romper el mineral y desprenderlo de las rocas circundantes fue uno de los primeros retos para los mineros, y las rudimentarias herramientas que utilizaban, hechas de hueso, madera y piedra, no eran rivales para las duras rocas. En las Edades de Piedra y de Bronce, se utilizaban herramientas de piedra para excavar las rocas y romperlas. El uso del bronce no sirvió de nada porque era demasiado valioso y demasiado blando para ser un sustituto de la piedra. El cobre se utilizó para fabricar herramientas y armas en Mesopotamia y Egipto, y más tarde este conocimiento se adoptó en toda Europa durante el 3,000 antes de cristo (Graham & Evans, 2007). Los minerales se descubrieron según la evolución de la humanidad en el uso de las armas (Snedeker, 1990) como se muestra a continuación.
El cobre sustituyó al bronce en el año 1,500 a.C., lo que mejoró la calidad de las armas y las herramientas, y cuando se comprobó la resistencia del hierro, éste sustituyó al bronce al cabo de unos 100 años. Al principio, los metales se utilizaban en sus formas más naturales, pero durante las Edades del Bronce y del Hierro, el ser humano descubrió la fundición de metales (Graham y Evans, 2007). Los humanos aprendieron a convertir los minerales en metales puros o aleaciones, mejorando la capacidad de uso de estos (Hartman & Mutmansky, 2002). Sin embargo, en términos de eficiencia, fue durante la Edad de Hierro cuando la minería dio un paso adelante al introducir varios compuestos metálicos importantes que podían utilizarse para fabricar armas y otras herramientas duraderas, a saber cobre, latón, bronce y hierro, los que jugaron un enorme papel en el avance de la civilización (Coulson, 2012).
El momento de la historia de los metales no fue el mismo en todo el mundo (Sykes et al., 2016). Por ejemplo, mientras que en América solo había cobre, en África ya había comenzado la Edad de Hierro, cuya razón ha sido la disponibilidad de recursos minerales adecuados y la comprensión tecnológica de este ultimo continente.
Las economías no pueden progresar rápidamente si no tienen acceso a nuevos hallazgos de depósitos minerales, mejores técnicas de extracción y nuevos usos de los mismos. La evolución de la tecnología minera (Hartman y Mutmansky, 2002) se presenta en el cuadro a continuación en orden cronológico.
Los minerales y los metales se utilizan en la fabricación, los servicios y las infraestructuras de la sociedad moderna, que incluyen el suministro de alimentos y agua, la vivienda, el suministro de energía, el tratamiento de aguas residuales, el transporte, la construcción, la educación, la salud, la comunicación, el entretenimiento, el turismo y una enorme gama de bienes y servicios de consumo relacionados.
Hasta el siglo XVII, la rotura de la roca se realizaba manualmente, mientras que años más tarde se utilizó la pólvora para las voladuras, lo que se considera como la mayor innovación en la minería, ya que supuso un gran aumento de la productividad (Burt, 1991). Sin embargo, el avance en la fragmentación de rocas continuo creciendo con una técnica revolucionaria llamada fire setting, en la que las rocas se calentaban primero para que se expandieran y luego se sumergían en agua fría para que se contrajeran y se rompieran. Más tarde, la invención de la dinamita por Alfred Nobel en 1867 hizo de este problema, algo mucho más llevadero dentro de las operaciones unitarias de la minería (Hartman y Mutmansky, 2002).
Antes del siglo XVIII hasta la revolución industrial, la minería se consideraba tediosa y peligrosa, en la actualidad, es una de las industrias con menor nivel de accidentabilidad reportada.